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lunes, 13 de agosto de 2012

Una historia sencilla


El libro del que les voy a hablar ha estado en varias ocasiones en mi mesa de noche, porque lo he leído, por lo menos, tres veces.

No es un libro de aventuras, ni de grandes héroes comerciales, ni con muchos dibujos o ilustraciones.

Es un libro, podríamos decir, femenino, y a pesar de ello, me gustó, y me seguirá gustando toda la vida. Y esto lo aclaro porque no me gustan los libros catalogados “para mujeres”, o “de chicas”. Sinceramente, me aburren los argumentos en los que, básicamente, las mujeres, que siempre tienen que estar estupendas, tienen la obligación de esperar y ser encontradas por el hombre de sus sueños. Y si no es un príncipe azul, bueno, no pasa nada, porque es un ser masculino que se ha fijado en ellas. Y con eso, en ese tipo de libros, parece ser suficiente, ya que a priori, las féminas no aspiramos a nada más.

En fin, retomo el tema. El libro del que les voy a hablar no es así, a pesar de estar protagonizado por cinco mujeres, y que fue publicado, por primera vez, en 1868.

Se trata de Mujercitas, de Louisa May Alcott, que narra la transformación de unas niñas en mujeres, con la Guerra Civil de Estados Unidos como fondo. La autora plasma en esta obra sus propias experiencias de niña, cuando vivía en la ciudad de Concord, Massachusetts, lugar en el que se desarrolla la trama.


Foto de Louisa May Alcott
Lo traigo a este espacio porque la primera vez que lo leí tendría unos 10 años. Y desde sus primeras hojas, me cautivó y me hizo sentir como una más de sus protagonistas. Me quedo con algo de todas ellas, porque en su conjunto, forman un todo único y especial.

Se las presento:


Portada de una edición de 1880
La madre, la señora March, es la que aparece en el centro, rodeada de sus mujercitas: Jo (Josephine), Meg (Margaret), Beth (Elizabeth) y Amy. Una de ellas muere, y sin duda, marca un antes y después en la obra. Se trata de… Ahhh

La matriarca fomentará en sus hijas unos valores que ella considera fundamentales: la educación, la independencia y la pasión por lo que se hace, desde ayudar a los más necesitados, hasta escribir o leer un libro.

Otros personajes que destacan en la obra son el joven vecino de los March, Laurie (James Laurence), que se acabará casando con una de las chicas, concretamente con… Ahhh

Y la Tía March, personaje que representa la forma de pensar de la época. Se muestra contraria a los valores que proporciona la señora March a sus hijas, muy modernos para su gusto, y que, según la anciana, no ayudarán a conseguir marido a las chicas, principal objetivo de las jóvenes de aquellos tiempos. Muere viuda y sóla, y deja la casa a una de las jóvenes, que la acabará convirtiendo en… Ahhh

Hay muchos más personajes que ayudan a construir esta historia sencilla, pero para mí, esos son los grandes protagonistas.

Hoy en día, el libro se consigue fácilmente. Pero he buceado un poquito más, y he encontrado algunas versiones más modernas, quizás dirigidas a los niños de hoy en día.

Me ha llamado la atención, por ejemplo, este ejemplar de la Editorial Planeta, perteneciente a la colección de Gerónimo Stilton:



Se trata de una adaptación de la obra de Alcott, que si bien cambia algunas palabras respecto del original, está muy lograda, y las ilustraciones tienen un punto muy divertido. Me ha gustado porque no es una nueva visión del clásico, sino que cuenta la historia tal y como la conocemos, pero con matices distintos.

Por otro lado, el 10 de junio de 1992, Antena 3 estrenaba una serie japonesa, basada en Mujercitas. Contó con 48 episodios, y he localizado bastantes capítulos en internet, por lo que resulta relativamente fácil dar con ellos. Esta era su cabecera.


Y por último, les presento los carteles de dos de las películas que se han filmado basándose en el libro de Louisa May Alcott. La primera es de 1949, y la otra, de 1994. No sabría decirles cuál me gusta más:



Me resulta increíble que esta obra siga siendo leída casi 150 años después de su publicación. Y creo que eso se debe a que muchas mujeres han ido pasando el libro a sus hijas, generación tras generación; y así ocurrió, por ejemplo, conmigo.

Ahora, les propongo rizar el rizo. Sigan la cadena, disfruten con sus hijas de este libro. Pero también con sus hijos. No les dejen fuera de la magia de esta lectura por el mero hecho de ser chicos. Marmie March no lo hubiera permitido…