Mostrando entradas con la etiqueta Waldemar Bonsels. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Waldemar Bonsels. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de marzo de 2013

Una amiga para siempre...

Hoy mi Pez ha preparado su mochila, y antes de salir por la ventana de mi azotea se ha dado la vuelta, me ha mirado, y con una sonrisa en sus morritos me ha dicho: ¡¡Vuelvo en un ratito, me voy al bosque con Maya!!



Hace una hora que se han ido, y estoy tranquila, porque sé que está en buena compañía. Maya es algo traviesa, pero con un gran corazón; lista, cariñosa y tiene muchos amigos, a los que he conocido y con los que me he reído y disfrutado en numerosos momentos agradables y entrañables.


Lo que mi Pez no sabe es que a Maya y a sus compañeros del bosque los conozco hace muchísimos años, tantos como tengo, o casi. Sí, Pez, te voy a contar su historia, para que puedas leerla cuando vuelvas a casa.


Erase una vez una pequeña abeja que se coló por las televisiones de muchos hogares allá por 1978. ¿Que cómo lo hizo? ¿Cómo puede atravesar un bichito la pantalla de una tele? Muy fácil, mi niño, gracias a la imaginación. Bien, pues aquella abejita rubia nos enseñó cómo era un bosque por dentro, cómo eran las gotas de la lluvia, cómo era la hierba desde cerca, cómo vivían los insectos y demás animales. 

Ella lleva haciendo sonreír a niños de todo el mundo desde hace más años de los que te imaginas. Nació en 1912, en la cabeza de un escritor llamado Waldemar Bonsels. Él nos la regaló y nos enseñó a respetar nuestro entorno verde, y como dice mi madre, nos hizo pensarnos dos veces antes de pisar una hormiguita.


Mira, así se presentaba tu amiga a los niños. Verás qué bonito, y ahora entenderás por qué de vez en cuando canto esta melodía. Claro, es que es muy pegadiza. Ah, y cuando acabe la canción, quédate, que empieza el capítulo:



Pero me vas a decir que tu amiga, con la que te has ido de excursión esta mañana, se parece a la de los dibujos, pero que no es la misma. Ay, mi pequeño Pez, es que Maya se ha hecho mayor, pero gracias a la magia de Planeta Junior, en vez de parecer más viejita, ahora está mucho más juvenil. A ver, ¿es ésta?


Ajá, ahora sí, ¿verdad? Ya sabía yo.


Ya tengo ganas de que vuelvas de tu aventura, para ver tu carita iluminarse gracias a nuestra amiga. Estoy segura que a partir de ahora la verás con otros ojos, porque vas a descubrir que Maya ya era amiga mía incluso antes de que nacieras tú. Y me ha marcado de tal manera que ahora, cuando necesito desconectar un poco, o incluso, sonreír cuando mi cerebro está agotado, recurro a ella.


¿Que cómo lo consigue? Mira, así






Es uno de los libros de las oposiciones que estoy preparando. Sí, es la razón por la que te tengo un poco abandonado, y que nos echemos tanto de menos. Pues verás, cuando los compré, eran, y son tan aburridos, que se me ocurrió forrarlos con algo que me gustara mucho, y así encontrar, de alguna manera, la motivación que necesitaba para sumergirme en él. ¿Y a quién elegí para éste? Efectivamente, a la Abeja Maya.


Te lo aseguro, pequeño Pez, tanto a ti como a todos nuestros niños queridos, Maya les va a acompañar durante toda su vida, se convertirá en una amiga para siempre. Pero para eso, ella solo pide una cosa: que le dejen entrar en casa, que no la dejen por fuera de la ventana.


Un beso volado para todos