Las lluvias, los cambios de
temperatura, las indecisiones a la hora de vestirnos; todo parece que
se alía para que, casi por arte de magia, nos despertemos una mañana
con la nariz colorada, los ojos llorosos, y una voz de ultratumba. Ha
llegado el tiempo de los resfriados. Y de ultratumba llega una de las
protagonistas de mi entrada de hoy:
Se trata de una vieja momia a la que
le ha pillado por sorpresa un incómodo catarro. ¿Y cómo se cura
una momia?, ¿lo han pensado alguna vez? Es complicado, sí, pero un
buen doctor dará con la solución.
La momia tiene catarro, de la entrañable Gloria
Fuertes, es de 1981, y contaba con ilustraciones de Sánchez Muñoz.
Pertenecía a la colección Infantil y Juvenil
de la Editorial Escuela Española,
extinguida desde 1998. Sí, lo han adivinado, mi Pez
Volador tiene un nuevo encargo,
llevar a mi querida Momia al Cielo de los libros sin
presente. Se me está llenando,
y no me hace mucha gracia, pero sabía que esto podía ocurrir. Al
fin y al cabo, uno de los objetivos de esta ventana literaria era y
es rendir homenaje a mis recuerdos impresos, a las lecturas que me
acompañaron durante mi infancia. Por ese lado, estoy muy satisfecha
con la aventura que emprendí hace unos meses.
Bueno,
continúo.
He encontrado una página web dedicado
a Gloria Fuertes, y buceando un poco en ella, he dado con el relato
griposo:
Anímense, cuéntenle esta historia a
sus niños queridos, sobre todo a aquellos que estos días
están malitos. Ellos estarán especialmente aburridos, pero estoy
segura que gracias a un cuento, relatado por ustedes, conseguirá
hacerles sonreir.
Para acompañar estas letras, pueden
jugar a aprenderse una canción. ¿Se apuntan? A los de mi quinta
seguro que les suena ésta, porque era muy popular. Es muy sencilla,
y es fácil de memorizar.
A ver, afinen bien las orejillas, que
aquí va:
La conocen, ¿verdad? Pues ha llegado
el momento de pasar el testigo a las nuevas generaciones. Ánimo en
la tarea...
Y como premio, cuando nos curemos,
¿qué tal un paseo por el campo?. Bien abrigados, eso sí, podemos
llevar a los pequeños a conocer parajes cercanos, donde seguro que
descubren plantas, paisajes o animales que aparecen en los libros,
que salen en la tele, y que resulta que son de verdad. Por ejemplo,
¿un corderito?
Este es el protagonista de El
jardín de Babï, un precioso libro de Mandana Sadat, publicado
en 2004 por la Editorial Kókinos. Es una mezcla de exotismo,
delicadeza, ternura y cultura exportada desde el lejano Irán.
¿Acompañan a este pequeño en su aventura de crear un jardín en
medio del desierto?
Como verán, hoy les he propuesto un
planazo: cuento, canción y paseo. Con un poquito de voluntad y
paciencia podemos convertir cualquier momento en mágico. Incluso uno
en el que alguno de nuestros niños queridos se encuentre
enfermo, con catarro, por ejemplo.
A los griposos, les deseo una pronta
recuperación (entre los que me tengo que incluir); y a los demás,
coman naranjas, tomen miel y cuídense mucho.
Un besazo