Lo pone un papel, se dirigen a mi, a nosotr@s, como Familia, y me emociona leerlo. Sí, en ello estoy trabajando desde hace mucho tiempo, antes incluso de que presentara la primera solicitud, el primer escrito, el inicio de mi camino hacia ti.
Suena bonito, ¿verdad?
Y no solo eso, a lo mejor, quién sabe, podría ser que ya estuviera viendo tu carita.
¿Por qué?
Porque ya sé de dónde vas a venir, a dónde se dirigen mis pasos, el lugar en el que nos encontraremos, el sitio donde nacerá nuestra historia como familia, como madre e hij@. Sea como sea, aquí estás, o estarás y solo por eso me llenó de calor la lectura de estas palabras:
Efectivamente, este es, o será, tu hogar, en tus primeros años, elSAHYOG VILLAGE, en el Estado de Jharkhand. Sí, ya estoy estudiando cómo es el lugar, qué puedes estar viendo con tus ojos inocentes, qué cosas ocurren a tu al rededor. Hablo en presente, por si ya seas. Y mis estudios van un pasito más allá. Resulta que hace poco me han regalado un libro precioso, y que posiblemente entiendas mejor tú que yo. Se trata deCancioncitas de Rosas y Azafránde la Editorial Kókinos, y recoge, ni más ni menos, 28 canciones, nanas, coplas y juegos de dedos de la India, Pakistán y Sri Lanka.
Te propongo un trato, yo te querré incondicionalmente, te cuidaré y velaré tus sueños. Y a cambio, tú, me enseñarás a cantar y a entender las letras de estas canciones. Porque sí, cada tema viene traducido, y me dice lo que escucho, pero seguro que tú las tienes grabadas en tu ADN aun sin saberlo. ¿Qué te parece? Por ejemplo, ¿qué sientes cuándo oyes ésto?
Pequeñ@, como ves, cada día estamos un poquito más cerca. Ah, además, ya hoy puedo decir que he completado tu expediente, ya tengo toda la documentación que me permitirá tenerte. La burocracia es así. Pero no me importa, ni me molesta. ¿Cansa?, un poco, no te voy a mentir, pero cada uno de estos escritos es otro escalón. Nadie dijo que fuera a ser fácil, ¿verdad?
Te mando un beso con alas, para que volando llegue hasta ti.
Hasta pronto, cielo.
PD: Gracias a los que han hecho posible que por fin haya completado el expediente. Los quiero a todos muchísimo. Bueno, a los funcionarios de las instituciones a las que me he dirigido, no, se entiende, claro, pero igualmente les doy las gracias.
-Hola pequeño, ¿qué te
pasa? Te noto un poco triste.
-Es que mañana, en
España, se celebra el día de la madre.
-¿Y eso te pone triste?
¿Por qué?
-Porque no sé qué es una
madre, y no sé si yo puedo celebrar también ese día, como nuestros
niños queridos. ¿Me ayudas a
entenderlo?
-Claro
que sí. Bueno, al menos voy a intentarlo.
Una
madre es la persona que te hace el regalo más grande de todos, el de
la vida. Te trae al mundo, bien a través de su propio cuerpo, bien
formando parte de ella, aunque no te haya dado a luz.
-Ah,
pues sí que es un regalazo. Pero, y yo, ¿cómo nací?
-Verás,
tú naciste en mi cabeza. Allí te di forma, te imaginé, y desde ese
mismo momento te quise, te di cariño. Y cuando estuviste listo, te
presenté al mundo. Desde ese día, caminamos, volamos y nadamos juntos; y
tesoro, quién sabe a dónde llegaremos.
-Entonces,
¿tú eres mi madre?
-Bueno,
en cierto modo sí.
-Me
gusta, mami. Venga, háblame más de las mamás, ¿cómo son?
-Las
madres son geniales, aunque en ocasiones no estemos de acuerdo con
ellas. Sí, a veces se ponen un poco pesadas, que si abrígate, que
si debes comer bien, que si debes ser educado, en fin, todo eso. Pero, ¿sabes una cosa? Lo hacen por nuestro bien. Ellas
solo quieren que estemos estupendamente, que seamos felices, y que la
vida nos sonría.
-¿Siempre?
-Claro.
Además, son como muchas protagonistas de los cuentos que tanto nos
gustan, fantásticas, y mágicas: pueden convertir cuatro
ingredientes en el manjar más apetitoso; saben remendar la ropa de tal
manera que al usarla de nuevo luzcamos como reinas y reyes; consiguen
enseñarnos que con unos lápices de colores y una hoja en blanco
podemos crear los cuadros más vistosos.
-¿Y
solo hacen eso?
-¿Sólo?
¿Te parece poco?
-No,
mami, es que como no sé cómo son, tengo una y mil preguntas.
-Ah, vale.
Como te dije, no solo hacen eso, sino muchísimas cosas más.
Trabajan duro cada día. Unas en oficinas, otras en casa. Unas fuera
y otras, dentro.
¿Sabes
qué? Creo que ellas son las que mantienen realmente los hogares. Su
fuerza hace que los pilares se mantengan en pié. Los papás, o los
compañeros, o quien gire en torno a las mamás, son, para mi,
actores secundarios. Ey, pero te digo una cosa, qué importantes son
esos secundarios. Además, piensa que muchas lo hacen solas, y tiran
para adelante con o sin ayuda. Por eso son tan increibles, ¿no te
parece?
-Síque lo son. ¿Y qué más? ¿Cómo es tu mamá?
-¿La
mía? Valiente, inteligente y una auténtica artista. Lo mismo borda,
que pinta. Menuda imaginación. Chico, yo no he heredado esa
cualidad. Fíjate qué cosa tan bonita me está haciendo. Forma parte
del chaleco de un traje típico, y te lo aseguro, será precioso. Lo
empezó mi abuela, y mi madre le está dando vida. Cuando lo
termine te lo enseño. Este es un pequeño aperitivo:
Me
ayudó con los estudios, teniendo toda la paciencia del mundo. Porque
te diré que yo era un poco cafre, y empecé con los suspensos muy
pronto. Digamos que me distraía con el vuelo de una mosca, y claro,
eso tenía consecuencias. Pero ella siempre creyó en mi, y quiso que
me esforzara, que estudiara, que no me quedara en el camino. Y vaya
si lo consiguió. Creo que mi amor a las letras comenzó de su mano, por los libros que me compraba, las lecturas que elegía para mi.
Como ésta, la de Momo, de Michael Ende, de la que hablamos tú y yo hace mucho tiempo
ya. Ves, mi madre tenía, y sigue teniendo este tipo de detalles:
Dicen
que conforme me voy haciendo mayor, más me parezco a ella. Puede
ser. Los que la conocen lo sabrán, y si lo dicen, por algo será,
¿no? Yo, en esta foto, me saco un parecido. ¿Tú qué dices?
Sí,
yo soy la renacuaja pizpireta a la que su madre está maquillando.
¡Qué cosas!, viendo esta foto me siento muy mayor.
-Yo
no te veo mayor.
-Querido
Pez, eres un cielo. Creo que gracias a ti, al trabajo que hacemos
juntos, nunca creceré del todo.
Mira,
ahora que lo pienso, me siento muy afortunada por tener a mi madre
cerca, por ver cómo va cumpliendo años y se va convirtiendo en alguien cada día mássabio. Me gusta poder seguir escuchando sus consejos. Mi reto es
sorprenderla cada día, con pequeños o grandes actos. Hacer que se
sienta orgullosa del trabajo que ha hecho, y sigue haciendo, con sus
hijas.
-Oye,
por qué no le dedicamos algo especial a tu mamá, y a las de
nuestros niños queridos.
Porque por lo que me has contado, las madres se merecen mimos cada
día, y aunque haya un día especial dedicado a ellas, no podemos
dejar de cuidarlas y quererlas el resto del año, ¿no?
-Eso
es, mi pequeño Pez Volador. Y me parece una gran idea. A ver, ¿qué
te parece si le dedicamos un libro y una canción?
-Síiii.
Te propongo un trato: yo elijo las letras y tú la música. ¿Vale?
-Precioso, mi niño. Es una obra de la Editorial Kókinos, y reune 29
canciones infantiles del Magreb. Mira, me acabo de acordar de una
anécdota sobre este libro. Ya sabes que mi hermana María es
filóloga árabe. Bien, pues un día, María llevó este tesoro a una
de sus clases. Por cierto, se lo regalé yo, ahora que recuerdo.
Entre sus alumnos había una señora mayor que al escuchar una de las
canciones que contiene el CD que acompaña al libro se emocionó, porque la había oído
antes. Su abuela se la enseño a su madre, y su mamá se la cantaba
cuando ella era pequeñita.
-Oh,
qué tierno. Venga, pues pon tú la música. ¿Qué tienes pensado?
-En
casa siempre nos ha gustado la música, y nos encantaba ir a comprar
discos para regalárselos a nuestros padres en ocasiones especiales. Éste es uno de ellos, y era, bueno, es, de mi madre:
Es
el We can't dance, de
un grupo muy bueno que se llamaba Genesis.
Este álbum fue su recopilatorio de despedida, y se publicó en 1991.
De entre todos los temas, elijo éste para dedicárselo a todas las
mamás del mundo: Tell me why,
porque ellas tienen todas las respuestas a nuestras preguntas.
-Bueno,
pequeño, ¿qué te ha parecido?, ¿ya sabes qué es una mamá?
-Sí,
algo como tú. Ya sé que tú no tienes pequeñajos, pero me tienes a mi. Y
si algún día te llegan, no te preocupes, yo les contaré lo que tú
me has enseñado. Gracias Paz, mi mami.
Las lluvias, los cambios de
temperatura, las indecisiones a la hora de vestirnos; todo parece que
se alía para que, casi por arte de magia, nos despertemos una mañana
con la nariz colorada, los ojos llorosos, y una voz de ultratumba. Ha
llegado el tiempo de los resfriados. Y de ultratumba llega una de las
protagonistas de mi entrada de hoy:
Se trata de una vieja momia a la que
le ha pillado por sorpresa un incómodo catarro. ¿Y cómo se cura
una momia?, ¿lo han pensado alguna vez? Es complicado, sí, pero un
buen doctor dará con la solución.
La momia tiene catarro, de la entrañable Gloria
Fuertes, es de 1981, y contaba con ilustraciones de Sánchez Muñoz.
Pertenecía a la colección Infantil y Juvenil
de la Editorial Escuela Española,
extinguida desde 1998. Sí, lo han adivinado, mi Pez
Volador tiene un nuevo encargo,
llevar a mi querida Momia al Cielo de los libros sin
presente. Se me está llenando,
y no me hace mucha gracia, pero sabía que esto podía ocurrir. Al
fin y al cabo, uno de los objetivos de esta ventana literaria era y
es rendir homenaje a mis recuerdos impresos, a las lecturas que me
acompañaron durante mi infancia. Por ese lado, estoy muy satisfecha
con la aventura que emprendí hace unos meses.
Bueno,
continúo.
He encontrado una página web dedicado
a Gloria Fuertes, y buceando un poco en ella, he dado con el relato
griposo:
Anímense, cuéntenle esta historia a
sus niños queridos, sobre todo a aquellos que estos días
están malitos. Ellos estarán especialmente aburridos, pero estoy
segura que gracias a un cuento, relatado por ustedes, conseguirá
hacerles sonreir.
Para acompañar estas letras, pueden
jugar a aprenderse una canción. ¿Se apuntan? A los de mi quinta
seguro que les suena ésta, porque era muy popular. Es muy sencilla,
y es fácil de memorizar.
A ver, afinen bien las orejillas, que
aquí va:
La conocen, ¿verdad? Pues ha llegado
el momento de pasar el testigo a las nuevas generaciones. Ánimo en
la tarea...
Y como premio, cuando nos curemos,
¿qué tal un paseo por el campo?. Bien abrigados, eso sí, podemos
llevar a los pequeños a conocer parajes cercanos, donde seguro que
descubren plantas, paisajes o animales que aparecen en los libros,
que salen en la tele, y que resulta que son de verdad. Por ejemplo,
¿un corderito?
Este es el protagonista de El
jardín de Babï, un precioso libro de Mandana Sadat, publicado
en 2004 por la Editorial Kókinos. Es una mezcla de exotismo,
delicadeza, ternura y cultura exportada desde el lejano Irán.
¿Acompañan a este pequeño en su aventura de crear un jardín en
medio del desierto?
Como verán, hoy les he propuesto un
planazo: cuento, canción y paseo. Con un poquito de voluntad y
paciencia podemos convertir cualquier momento en mágico. Incluso uno
en el que alguno de nuestros niños queridos se encuentre
enfermo, con catarro, por ejemplo.
A los griposos, les deseo una pronta
recuperación (entre los que me tengo que incluir); y a los demás,
coman naranjas, tomen miel y cuídense mucho.
-Bueno, podría estar mejor,
pero intento salir adelante.
Detrás de estas dos sencillas frases se
esconde un mundo. La situación laboral actual es muy delicada, y cada día,
cientos de personas, miles, se enfrentan a la búsqueda de empleo. Hay que
entender que este trabajo, porque lo es, requiere una fortaleza física y moral
que no siempre es fácil de encontrar, tener o mantener.
A veces, estas personas, al levantarse, tras
una noche de sueño sin descanso, pueden llegar a parecer auténticas Mariquitas gruñonas.
Eric Carlé, en
2004, publicaba este libro con la Editorial Kókinos, y entre sus páginas
ilustradas, podemos ver la evolución de un ser que no tiene ganas de
relacionarse con el mundo.
Es curioso. Está recomendado a
partir de los 3 años. Y me parece perfecto para los tiempos que corren. Muchos
niños no saben lo que le pasa a papi o a mami. Ellos no entienden por qué no
sonríen tanto, y por qué están nerviosos o irascibles. A esa edad, las
explicaciones sobran. Los pequeños necesitan las mismas atenciones. Con este
álbum ilustrado seguirán sin comprender la situación de sus mayores, pero
aprenderán que se puede tener un mal día, y que no por ello la esencia de la
persona cambia. Les dejo la reseña, para que tengan más datos:
Tras el enfado por la situación, llegan las
preguntas del millón. ¿Por qué me está pasando esto?, ¿cuánto va a durar?,
¿seré capaz de ser fuerte? Una y mil cuestiones se nos vienen a la cabeza, y
hay momentos en los que creemos que no vamos a ser capaces de continuar con
el peso del mundo sobre nuestros hombros. ¿Qué tal si preparamos un conjuro
para cambiar las cosas?
Esta es la portada del libro que tengo en
casa. Ha cambiado, y en la actualidad lo podemos encontrar así:
El
ponche de los deseos, escrito por Michael Ende y publicado por
primera vez en España en 1989 de la mano Ediciones S. M., nos cuenta la
historia de un hechicero un poco chapuzas, que se vale de la magia para cambiar
su vida. No todo le sucede como él quiere, y tendrá algún que otro problemilla
que tendrá que solventar. Aquí pueden encontrar más datos:
Con hechizos o sin ellos, piensen que la
auténtica magia, la que cuenta, la que no necesita de fórmulas especiales, se
encuentra en el interior de cada cual. Sé que no siempre resulta fácil ver la
cara amable de la vida, pero debemos intentarlo. ¿Y saben cómo creo que se
puede llegar a conseguir? Con una sonrisa, al menos una al día.
Les invito a poner en marcha la terapia de
hoy, dibujar una curva positiva en el rostro. La maldad, el paro, la crisis,
las desgracias, van a seguir ahí, al otro lado de la puerta, esperando a darnos
un abrazo negro. Pero con una sonrisa, seguro que consiguen poner un rayo de
sol en el cielo gris.
Prueben…
Ah, y recuerden, estos libros de los que
les he hablado son para sus niños
queridos. Ellos estarán encantados de que pasen un ratillo al día
compartiendo sus letras e ilustraciones, enseñándoles que la vida es algo más
que juguetes y caprichos.
Y para finalizar hoy, me quedo con un verso de la Rima
XXIII de Gustavo Adolfo Béquer: