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viernes, 6 de septiembre de 2013

Feliz vuelta al cole...

¿Ya están las mochilas preparadas?

Muchos de nuestros niños queridos empiezan estos días sus clases. La aventura del saber está a punto de dar el pistoletazo de salida y es el momento de infundirles el ánimo suficiente para que aprovechen cada nuevo conocimiento. Papis, abuelos, familiares, amigos, paciencia y mucho ánimo, que el curso escolar es largo.

Este hecho me recuerda un libro que tengo en mi biblioteca particular, y que fue publicado por Ediciones Junior, del Grupo Editorial Grijalbo. Se trata de "Vamos al colegio", de 1975, con texto de Ute Anderson, e ilustraciones de Barbara von Johnson.


Narraba los nervios y las vivencias de unos chiquill@s en su primer día de cole. Reconozco que mi ejemplar está muy gastadillo, porque en casa lo leimos, ojeamos y remiramos cientos de veces. 

En esta foto se pueden ver las marcas de mis hermanas y mías, de lo que nos entreteníamos con sus dibujos al detalle.


Mi clase nunca fue así, ni mis compañeros tampoco, pero al menos a mi me gustaba imaginarme sentada en una de esas sillas, en uno de esos pupitres, observando a mis amiguitos haciendo de las suyas.

Como siempre, me gusta ofrecer la posibilidad de adquirir el ejemplar del que hablo. Ya se podrán imaginar, dado los años de su publicación, que el libro está descatalogado. Pero se puede compar en portales de segunda mano como éste:


Bueno, espero que les guste tanto como a mi Pez y a mi.

Un besito a todos, y ya saben, ahora que empieza el cole, sigan con sus mimos y juegos, aprovechen el tiempo con sus niños queridos

¡Feliz vuelta a la escuela!

martes, 30 de julio de 2013

Diario de una ilusión

Momento 1

Este mes he dado uno de los pasos más importantes de mi vida.

Por fin creo estar preparada para empezar a tejer mi futuro junto a una criatura que posiblemente no haya ni siquiera nacido, pero aun así, ya es real en mi cabeza, y lo que es más importante, en mi corazón.



Pues sí. El martes 9 de julio a mis pensamientos les crecieron las alas de la esperanza, de la ilusión. Acudí a una reunión informativa, donde se disiparon muchas dudas, y nacieron otras nuevas. Pero estoy contenta, porque ya he subido el primer escalón de muchos que vendrán.

Asusta la cantidad de papeles que hay que rellenar, los numerosos documentos que hay que leer. La información que tengo que procesar es inmensa. Pero, ¿quién dijo miedo? Además, ya me han advertido que el recorrido es muy largo, así que es el momento de ponerme a prueba, y sobre todo, mi paciencia, porque el día que en el mundo se hizo el reparto de esta cualidad, a mi me dejaron fuera.

¿Y por qué ahora? Bien, todo tiene su explicación: hace años me prometí a mi misma que si conseguía mi plaza como funcionaria, iniciaría un expediente de adopción. Quien bien me conoce sabe que he pasado por unos baches tremendos hasta llegar a donde estoy, sobre todo altibajos emocionales que me hacía dudar acerca de presentarme o no a las oposiciones. Finalmente rompí las barreras mentales autoimpuestas, y me aventuré, me lancé a la piscina.

El resultado, éste:


A principios de julio, casi coincidiendo con mi cumpleaños, se celebró el acto de la toma de posesión: ¡¡ya soy, oficialmente, funcionaria!!

Y tras ésto, por fin, estoy en disposición de decir que mi proyecto vital se amplía.

Ya iré contando cómo me van las cosas. Y siempre que lo haga, será mediante este color, el verde esperanza. Por lo pronto, me encuentro reuniendo documentación. Si todo va como espero, presentaré los primeros papeles en el mes de septiempre, y será entonces cuando todo empiece realmente a caminar. Al menos de forma oficial.

Espero que la magia de mi Pez Volador convierta mis anhelos en palabras de ilusión. Al fin y al cabo, ésto es por y para mis niños queridos y los de ustedes. Y cuando por fin tenga a mi pequeñ@ a mi lado, podrá leer a través de este Diario sus cómo o sus por qué.

Gracias por dejarme compartir esta "peasso de novedad" con todos.

Besos y más besos.

P D: Como soy novata en estas lides, estaré encantada de recibir todo tipo de consejos y ánimos varios.

Como se diría en el país del que vendrá mi pequeñ@ (o al menos eso es lo que asegura el traductor de Google): फिर, तुम बहुत ज्यादा है और कई चुंबन धन्यवाद, o lo que es lo mismo, "Una vez más, muchas gracias y muchos besos".

En cuanto al país, más datos próximamente...

martes, 9 de julio de 2013

Leer un ratito cada día

Hola mi pequeño, ¿qué tal estás?
Hola Paz. Pues muy bien, jugando sin parar, ahora que no tengo cole.
Vaya, qué suerte tienes. Bueno, espero que estés disfrutando. Pero oye, amiguito, quiero que no te olvides de una cosa muy importante, al menos para mi.
¿De qué se trata?, ¿tengo que hacer deberes? ¡Si lo aprobé todo!
Nooo, eso no. Lo que te pido es que no te olvides de leer un poquitín cada día. Yo te ayudaré, te ofreceré libros chulos, y si quieres, lo haremos juntos. Hay un sin fin de amigos que te están esperando detrás de cada palabra. 


¡Uaalaa!, a estos los conozco. Jo, Paz, claro que leeré un ratito todos los días. Y tú también, conmigo, juntitos. ¿Me lo prometes tú a mí?
Por supuesto que te lo promete. Venga, vamos con el momento lectura de hoy. ¿Preparado?
Síiii.
Genial. Pues vamos con una nueva aventura de La Princesa Colorines.

 LA PROHIBICIÓN


Hola, soy la Princesa Colorines, y ésta es una de mis historias.

A menudo me pregunto el por qué de muchas cosas. Por ejemplo, ¿por qué tengo el pelo naranja?, ¿por qué los ojos de mi padre son verdes?, ¿por qué Canelo tiene las orejas largas y peludas?, ¿por qué mi madre canta tan bien? En fin, cuando alguna de estas preguntas viene a mi, me siento a pensar mucho rato, y cuando no encuentro ninguna respuesta, bajo a la biblioteca, donde siempre está mi abuelito Faro Azul, y me ayuda a buscar las respuestas en lo libros.

Tenemos muchos, libros, quiero decir, no abuelitos.

Grandes, pequeños, delgados, muy muy gordos. Con dibujos o sin ellos. Pero lo más importante es que mi abuelito los conoce todos, y siempre me dice que los libros son nuestros amigos, y que ellos nos enseñan muchas cosas, siempre y cuando estemos dispuestos a leer atentamente, y a dejarnos llevar por su magia.

Bueno, y debo decir que Canelo también tiene libros. Libros blanditos, para que él pueda pasar sus páginas, y que están escritos en el lenguaje de los perros. Sí, el “guauñol”. A veces, cuando él está leyendo, me pide que le ayude, y lo hace siempre igual.

Se pone de espaldas al libro, y con su rabo me señala lo que no entiende. Y yo, que le quiero mucho, le digo qué pone. Claro, es que yo se hablar, leer y escribir también el guauñol. Me enseñó mi abuelo, que lo aprendió de su padre, y su padre de su padre. Y todo para poder comunicarnos mejor con nuestras mascotas.

Y no es casualidad que Canelo sea hijo de Marrón, el perro de mi padre. Y Marrón, hijo de Oscurita, la mascota de mi abuelo.

Lo gracioso es que en la biblioteca están colgados los retratos de mis antepasados, y todos fueron pintados junto a sus perros. Algún día yo también tendré un cuadro aquí, y en él estaremos Canelo y yo, juntos, como siempre.

Pues un día, corrí desde mi cuarto hasta la biblioteca, buscando a mi abuelo, porque tenía una pregunta muy importante que hacerle.

-Abuelo, abuelo, ¿dónde estás?

-Abuelito, ¿estás en la biblioteca?

Abrí despacio la puerta, y asomé la cabeza. Pero ahí no estaba, no había nadie. Entré sigilosamente, y cuando fui a encender la luz, ¡ay, que susto más grande me llevé! Mi abuelo me cogió en volandas, y me dijo:

-¡Ajá, te pillé!

Es verdad, siempre estay dándole sustos a mi abuelo, y me escondo a propósito para que tenga que encontrarme, y me disfrazo de fantasma, y le cambio sus cosas de lugar a propósito.

Cuando hago algo de esto, siempre me dice muy serio:

-Pequeña, algún día te pillaré yo a ti, ya lo verás.

Y desde luego, hoy lo hizo.

Cuando me tenía en brazos, me dio dos besos en los mofletes, me miró fijamente, y me preguntó:

-A ver, cariño, ¿qué pregunta tienes hoy para mi?

Y yo, directamente, le dije:

-Abuelo, ¿por qué papá y mamá me tienen prohibido atravesar el río?

Me dejó en el suelo, me cogió de la mano, y nos sentamos, uno al lado del otro, en el sillón que está junto a la ventana. Canelo también se sentó, pero no en el sillón, sino en la alfombra que estaba delante.

Entonces mi abuelo me dijo:

-Creo que ha llegado la hora de que conozcas la historia.

“Verás. Hace muchos años, cuando tu papá era un niño más o menos de tu edad, se fue de paseo con su perro Marrón. Los dos salían todos los días, hiciera frío o calor. Igual que haces tú con Canelo, o igual que hacía yo con Oscurita.

Lo cierto es que un día, como te digo, salió, pero no volvió. Ni ese día, ni el siguiente, ni el otro.

Imagínate lo preocupados que estábamos todos. Salimos a buscarle. Fuimos por todas partes. Nos ayudaron los vecinos, todos y cada uno estuvimos día y noche caminando por todas partes, pero no lo encontramos. Fuimos a la playa, cruzamos el río, recorrimos palmo a palmo el bosque, y nada. No había rastro ni de él, ni de Marrón.

Al tercer día, cuando por fin conseguí quedarme dormido, noté como alguien me daba un beso en la frente, y me susurraba al oído:

-Buenas noches, papá. Ya estoy en casa.

Abrí lo ojos, y ahí estaba, de pie, a mi lado. Se notaba que estaba cansado, así que lo cogí en brazos, lo abracé muy fuerte, lo llevé a su cama, lo arropé, y esperé a que se durmiera.

Al día siguiente, lo vi bajar las escaleras, y cuando me vio, se acercó y me dijo:

-Lo siento, papá. Pero te prometa que no fue culpa mía, fue de la puerta violeta”.

Cuando mi abuelo nombró la puerta violeta, me puse muy nerviosa, porque yo también sabía dónde estaba esa puerta. Lo que no me podía imaginar es que mi padre también.

Entonces mi abuelo me contó que mi padre le había dicho que había resbalado con una piedra, en el río, y se hizo una herida muy fea. Como estaba un poco lejos de casa, creyó que era mejor esperar un poco a que dejara de dolerle la rodilla.

Pero hacía calor ese día, así que fue al bosque, a buscar algo de sombrita. Y allí, entre los árboles encontró una extraña puerta, que según tu padre, estaba un poco abierta. Así que entró sin más, pensando que daría con un lugar fresco.

Tu papá nunca me ha contado lo que pasó al otro lado de la puerta, pero eso sí, me dijo que alguien le ayudó, que le curaron la herida, que dieron de comer y beber a Marrón, y que le indicaron el camino de vuelta, la salida de ese extraño lugar que parecía un hospital.

¿Un hospital?, pregunté yo.

“Sí, un hospital. Eso es lo que nos contó tu papá.

Tu abuela y yo nos asustamos tanto, que no queríamos que eso volviera a ocurrir. Así que le prohibimos que atravesara el río, porque sabíamos que si no lo hacía, no llegaría al bosque, y no daría con esa puerta, y no desaparecería durante tres días.

Y por eso él también te lo ha prohibido a ti, para que no te pase nada”.

Ahora que conocía la verdad, no sabía qué hacer, si volver al bosque, o hacer caso a todos.

Y mientras pensaba y pensaba, vi a mi padre en el jardín.

Me acerqué a él. Le di un beso. Le abracé y le guiñé un ojo.

Y cuando me preguntó que por qué le había guiñado el ojo, yo le dije:

-Perdóname, papi, pero yo también encontré la puerta.

Él me sonrió, y me dijo:

-Ya lo sabía.

FIN 

¿Te ha gustado, cariño?
¿Gustado? No, me ha encantadoooo. ¿Me dejas que me lo lleve a la playa y se lo lea a mis amiguitos?
Claro que sí. Un besito para ti, y otro para nuestros niños queridos
Te dejo con una divertida canción veraniega de Ross Lynch, llamada "Na, Na, Na (The Vacation Song)".



Chachi, Paz, muchas gracias y otro besito para ti
   
 
 
 

martes, 18 de junio de 2013

Aprender jugando

-Hola Pez, ¿cómo está mi niño?
-Bueno, un poquito enfadado contigo, porque me encuentro muy solito.
-Ya lo sé, pequeño. He estado muy muy liada, y reconozco que te he tenido un poquitín abandonado. ¿Me perdonarás?
-Uhmm, solo a condición de que me cuentes con qué has estado tan entretenida.
-Vale. Verás, en primer lugar, no sé si recordarás que nos volcamos en la organización de una cena muy especial, y que tuvo lugar el 8 de junio.
-Sí, claro que lo recuerdo. La II Cena Solidaria de la AEHTF, ¿no?
-Eso es. Bien, pues salió todo muy bien, y la gente de Fuerteventura demostró una vez más que en la isla late un corazón muy grande. Mira, te enseño una foto del evento, para que veas el ambiente que se respiró ese día.

    
-Guau, ¡¡salón lleno!!
-Sí, cariño. A tope. Y lo mejor de todo es que detrás de cada uno de los asientos que ves ocupados, hubo, hay, un granito de arena en la lucha contra el cáncer, y en barriguitas llenas de niñ@s de la isla que lo están pasando mal por culpa de la crisis.
-Felicidades a ti, Paz, y a todos los que lo hicieron posible.
-Gracias cariño.
-Bueno, vale, pero ésto ocurrió el 8 de junio. ¿En qué has estado metida desde entonces?; ¿por qué no me has hecho caso en tooooodo este tiempo?
-Te cuento. Estoy acudiendo a varios colegios a pasar un ratito con los más pequeños, enseñándoles lo importante que es comportarnos de forma correcta en la calle, tanto como peatones, como pasajeros de un coche, o como conductores de bicicletas.
-Uy, eso me suena. ¿Educación Vial?
-Pero mira qué listo mi Pez. Pues sí señorito, eso es. Ya sabes cómo me gusta jugar con los enanos, y si encima les puedo enseñar algo, mejor que mejor.
Verás, a los de Infantil les entretengo con cuentos ilustrados.
Mira, este es uno de ellos:


-Vaya, ¡¡qué divertido!!  
-Sí, mi Pez, y mucho. Lo mejor de todo es comprobar cómo los pequeñines aprenden jugando con cuentos como estos. 
Muchas veces los mayores creemos que ellos, los bajitos, no prestan atención a las cosas importantes. Pero no es así. Se fijan, y saben más de lo que nos imaginamos. Por eso me gusta, qué digo, me encanta trabajar con ellos. 
Y como premio, por portarse bien, a jugar al patio. Mediante trucos e ingenio, cruzamos calles imaginarias de la forma buena; con esta actividad aparentemente tan sencilla, estos pequeños peatones harán de "pepito grillo" con sus padres, con sus mayores. 
-Ahh, educar a los niños para que éstos reeduquen a sus mayores. ¡No eres lista tú ni nada!
-Pez, al menos hay que intentarlo. 
Bien, eso con los de 3, 4 y 5 años. Porque con los de primaria el método es distinto. En clase y en el patio trabajo con pequeños conductores, y los trato como tal, para que sepan cuán importante es comportarse correctamente en las calles que nos rodean.
Si desde chicos adquieren la conciencia vial que pretendo, se convertirán, casi por arte de magia, en adultos responsables en lo que a materia de tráfico se refiere.
Mira, en portales como éste, el de la Dirección General de Tráfico (DGT), saco la inspiración para tratar con nuestros niños queridos. A ver si te gusta:


O en este otro, en el de la Fundación MAPFRE, encuentro muchos recursos y juegos:

     
-Jo, pues tus niños se lo deben de pasar genial con tus clases.
-Hombre, al menos sé que estoy contribuyendo a que aprendan jugando algo que considero muy importante. Fundamental ahora, y primordial para cuando sean mayores.
Por eso aprovecho para animar a los papás de nuestros niños queridos a que se comporten bien delante de sus pequeños cuando vayan en coche, cuando paseen por las calles, cuando viajen en autobús. Aunque no lo crean, ustedes son el ejemplo en el que sus hijos se fijan, el modelo en el que querrán convertirse.
Para despedirme hoy, les regalo una canción divertida, y con un contenido muy educativo. Se titula La canción del peatón.


-Bueno, Paz, un besito y cuidado mañana con la carretera. Aun te quedan unos cuantos días de clases viales, y con lo que te gusta estar con unos alumnos tan especiales, lo importante es llegar y disfrutar de esos momentos.
-Esa es la idea, corazón. Buenas noches, y feliz descanso. 
¿Nos despedimos juntos de nuestro amigos?
-¡¡Vale!!
HASTA LA VISTA
 
 
P. D.: Hoy, 20 de junio de 2012, he tenido la última sesión en el C. E. I. P. Pájara.
Siempre me ocurre lo mismo. En parte estoy deseando terminar, porque me supone un gran esfuerzo físico y mental. Cada día recorro cientos de kilómetros, sí, digo bien, cientos (Fuerteventura es una isla muuuy larga), para acudir a los colegios, y lidiar con mis niños queridos. Los comienzos no son fáciles, y no puedo pretender que se porten bien a la primera, nada más llegar yo al aula, sin conocerme de nada. Ellos me lanzan el guante, y en mi mano está recoger el reto.
Pero todo tiene su recompensa, y la mía es la recibida, por ejemplo, en días como hoy. Atravieso uno de los patios del Cole de Pájara, a primera hora, cuando los chiquillos están formados, listos para entrar en sus clases. Y ahí va Paz, a preparar el material en otro de los patios, para los alumnos de 5º y 6º. Y empiezo a escuchar un coro de voces: "¡¡Hola Paz!!, ¡¡Paz, cuándo te volvemos a ver!!, ¡¡Paz, queremos que vengas pronto!!, ¡¡Paz!!, ¡¡Paz!!". Desde los más pequeñajos, los de 3 añitos, hasta los más granditos, me han dicho hoy cosas bonitas. De verdad, no tiene precio, y se me pone la piel de gallina al pensarlo.
Los niños y los profesores me han dado las gracias, y me han pedido que el curso que viene estudiemos la fórmula para que vuelva con más conocimientos viales.
Y, ¿saben qué?. Las gracias se las doy yo. Gracias a los colegios que han querido que acudiera con mi "rollo" vial, destacando entre ellos al mencionado, el de Pájara, y el C. E. I. P. Costa Calma.
Espero que entre todos tomemos conciencia de la importancia de la Educación Vial.
Objetivo final: ni una sola muerte más en las carreteras. ¿No les parece un reto digno? Para mi sí.
Besitossss
 


domingo, 19 de mayo de 2013

De campamento...

La casa estaba en silencio. Todos dormíamos. O eso creía yo. 
El Pez Volador estaba trasteando en la pequeña biblioteca. Estaba buscando un libro, uno en concreto, y por fin lo localizó.
Pero, oh, vaya, se puso tan nervioso que se le acabó escurriendo de sus aletas.
¡¡Al suelo!!
Me despertó.
No quise asustarle, así que me acerqué despacio a la librería. Estaba segura de que el ruido venía de allí. Él ya no estaba, pero había un hueco en una de las estanterías. Sabía de qué libro se trataba. Cuál era el que faltaba. No entendía nada.
Llegué hasta su habitación. Estaba casi todo a oscuras. Y digo casi porque el Pez estaba bajo sus sábanas, tapado completamente, y ayudado de una linterna leía algo.
Me di la vuelta, regresé a mi cuarto, e hice como si me levantara en ese momento. Encendí la luz de mi mesa de noche, y empecé a caminar por el pasillo.
En seguida apagó la linterna, como intentando disimular. Incluso, fue muy gracioso, imitó un ronquidito.
Me acerqué a su cama, le coloqué las sábanas para verle la carita, y allí estaban las pruebas, la linterna y el libro. No quise romper su propia magia, así que decidí esperar a la mañana para hablar con él.
Pasaron las horas, y por fin, el dormilón abrió sus ojitos y vino a desayunar.
-Buenos días, pequeño.
-Buenos días, Paz.
-¿Qué tal dormiste? Vi que estuviste leyendo un ratito.
-Sí. Jo, me has pillado. Es que he visto que pronto se van a celebrar unos campamentos en un sitio muy bonito, y me apetece mucho ir.
-¿Ah, sí? Y, ¿dónde és? Háblame un poquito de él.
-Mira, Paz es éste:


-¡Oh!, vaya, es una maravilla. Pero sabes una cosa, cariño, ya había pensado mandarte allí este verano, al campamento de la Poshada Rural, porque conozco el sitio. Y en cierto modo tú también, porque ya lo hemos mencionado antes, por ejemplo cuando hablamos de ciertas musiquitas pegadizas o de nuestra amiga Carolina. ¿Te acuerdas?
-¡Ah! Claro, ahora ya sé por qué me sonaba.
-Vale, vale, por eso estás interesado en el Manual de los jóvenes castores, ¿no es así?


-Claaaro. Es que tiene muchos trucos, juegos, actividades para hacer en un campamento. Seguro que tú ya lo sabes, porque el libro es tuyo.
-Pues sí, así es. Verás, lo publicó en 1977 Ediciones Montena. Tal y como tú dices, nos cuenta un montón de cosas que giran en torno a un campamento. Y lo hace de la manera más divertida posible, a través de los revoltosos sobrinos del Tío Gilito, Jorgito, Jaimito y Juanito. Sí, lo has adivinado, son personajes de Disney, y mi niño, te lo aseguro, esta lectura no te va a defraudar.
Por ejemplo, si una de las tardes, cuando estés en La Poshada Rural, hace mal tiempo y no puedes estar haciendo cosas fuera, venga, te propongo que les enseñes a tus compis un juego. Es más fácil de lo que parece, pero no te quiero dar pistas. De hecho, te lo voy a enseñar a ti y a todos nuestros amigos, pero no lo voy a resolver hasta que nos volvamos a leer aquí. ¿Te apetece intentarlo?
-Sí, sí, sí. Entre todos lo vamos a hacer, estoy seguro.
-Bueno, ahí va el reto:


Otra de las cosas que proponen en el libro es la utilización de un código secreto para que los mayores no les descubran los secreto. Es éste:


-Jo, Paz, qué ganas tengo de que llegue ya ese campamento. Te prometo que me voy a portar muy muy bien, para que me dejes ir. Y porfi, ¿me prestas el Manual de los jóvenes castores?
-Te lo presto si me prometes que lo vas a cuidar tanto como yo lo he hecho.
-Prometido.
-Bien, entonces es tuyo hasta que te marches al campamento. 
Es curioso, no se si crees en las casualidades. Hace mucho tiempo, cuando empecé a crear este espacio en mi cabeza, me hice con un cuaderno, y fui apuntando las ideas que tenía, los libros que quería reseñar. Bien, pues este Manual tan especial era uno de ellos. Y fíjate en la foto que te voy a enseñar:


-Oh, vaya, Paz, sí que es una casualidad. Yo sí creo en ellas.
-Ya ves. En la hoja de al lado coloqué una postal de La Poshada, y escrito a lápiz, una flechita que sale de ella, va hacia el lugar donde trato el libro del que hablamos hoy, y escribí “la inspiración”...
Bueno, mi querido Pez Volador, te dejo con esta fantástica lectura.
Para finalizar, voy a invitar desde aquí a los papás de nuestros niños queridos a que lleven a sus hijos a un campamento como el de La Poshada Rural. Yo fui a muchos de pequeña, e incluso de adolescente, y les aseguro que es una experiencia que todo pequeñajo debe vivir, al menos, una vez en su vida. Y si es en un lugar como éste, mejor todavía.
Besos y achuchones para todos...

P.D.: Nuevas posibilidades para los peques de la casa: ¡¡La Poshada Rural cuenta con ofertas para campamentos de 7 días, y descuentos para hermanos!!

 
Infórmate aquí: Campamentos de La Poshada Rural

¿Aún te lo estás pensando? Mi Pez ya tiene listo su petate...