Estos
días, en los que tengo el corazón un poco vuelto del revés, y a
los que se une la influencia de la luna llena, mi alma recurre a una
vieja aliada, a la poesía. Si
traslado este género lírico al mundo infantil, principal objetivo
de este espacio, mi primer pensamiento es que, lo mismo, ambos mundos no tienen mucho que
ver. Pero resulta que no es así. Revisando mi biblioteca particular,
descubro que yo también leía poesía cuando era pequeña. Y seguro que
ustedes, sin ser conscientes, también.
Aquí
va un ejemplo:
No
es la primera vez que en mi Pez Volador hablo de la gran Gloria
Fuertes, una poetisa especial, que sin querer queriendo, nos
introdujo a muchos niños de mi época en el complicado mundo de los versos y las rimas. Pero lo más curioso es que ella lo hizo
fácil, divertido. ¿No creen?
Estas
estrofitas tan tiernas pertenecen al libro El domador que mordió
al león, publicado en 1982 por
la Editorial Escuela Española,
y tenía unas estupendas ilustraciones de Jesús Gabán.
El
libro está descatalogado, pero si tienen ganas de presentarle a sus
niños queridos la
obra de esta gran escritora, les vuelvo a facilitar una página web
con mucha información y material diverso relacionado con Gloria
Fuertes. Les recomiendo especialmente que paseen por los Enlaces
de interés, ya que podrán encontrar portales en los que comprar
ejemplares de la artista de la que les estoy hablando.
Y
para los adolescentes de la casa, les propongo este otro texto:
Sí,
es Poesía española para jóvenes,
una estupenda selección de Ana Pelegrín,
y que podemos conseguir y leer gracias a la Editorial
Alfaguara. Entre sus páginas
podemos encontrar piezas de Juan Ramón Jiménez, Lorca, Alberti o
Lope de Vega entre otros muchos autores. Está recomendado para chavales de 12 años
en adelante, y las letras están acompañadas de unas ilustraciones
geniales de Juan Ramón Alonso.
Así,
como la niña sobre la ola, en el aire, sobre terreno resbaladizo,
pero sin hundir mis pies en el agua, me siento en este momento. Pero
eso es harina de otro costal. Me remito a unas palabras de la
artífice del libro de poemas, Ana Pelegrín,
que dice en el prólogo: “(...) la poesía ayuda a vivir”; y es
cierto. No hay que tenerle miedo a la poesía, debemos quitarle el
san benito de lectura culta. Gracias a un poema podemos sentir, ya
que las palabras están pensadas para que lleguen directas al universo
de las sensaciones.
Les
invito a que les descubran la magia de las rimas a sus niños
queridos, o a sus jovenzuelos.
Es un mundo distinto, y muy especial.
Para
despedirme hoy, elijo un poema de un escritor que está en Poesía
española para jóvenes. Es de
Luís Cernuda, y
reconozco que a este autor lo he redescubierto hace relativamente
poco tiempo. Casualmente, cuando mi corazón estuvo también en medio
de aguas bravas.
Orillas del amor
Como
una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
Dulces sueños a todos, a los grandes y a los chicos